Viví los primeros 40 años de mi vida tratando de brillar y de destacarme en casi todo lo que hacía, tanto en lo bueno como en lo malo. Pensaba que si no era brillante, nadie me iba a querer.
Me convertí en un Camaleón, representando el papel que más me convenía para agradar. Hice tantos papeles...y con tanta eficacia, que finalmente, terminé olvidando quien era verdaderamento yo.
El reconocimiento de la gente fue, debo decir, mi combustible durante la mayor parte de mi vida.
Traté de mostrar al mundo una imagen perfecta de chico ¨Casa Club y Familia¨que todo lo puede. Sin darme cuenta, me transformé en la versión masculina de Nellie Oleson. Sí, realmente, IN-SO-POR-TA-BLE.
Y descubrí, a los golpes, que a la gente perfecta, paradojicamente, no la quiere mucho gente.
Por eso, ahora quiero que me quieran por como soy, con mis defectos y todo, y no por lo que aparento ser. Si durante mucho tiempo intenté ser un ¨MUÑEQUITO DE TORTA¨....ahora soy un muñequito de Torta, lleno de grietas, y encima, que se pasó con los postres.
Y jamás pensé que llegaría adecir esto: está bueno tener defectos. LA GENTE TE VE MAS HUMANO...
O al menos, eso fue lo que me pasó a mi!