Este viernes, mientras disfrutaba de mi desayuno matutino, recibí la
triste noticia de la partida de Silvina Luna, una reconocida modelo,
actriz y presentadora argentina, a la temprana edad de 43 años. La
noticia me impactó profundamente, quizás debido a que Silvina era una de
esas personas cuyo carisma trascendía la pantalla. Era una mujer
simpática, dulce, divertida, humilde y hermosa, sin aires de diva. La
seguía desde su participación en Gran Hermano 2, hace más de veinte años,
donde salió subcampeona. Incluso voté por ella varias veces mediante
llamadas telefónicas. Muchos de ustedes recordarán sus momentos icónicos
en la casa, como el baile del Meneaito y su auténtica reacción al
aumento de peso -10 kilos-durante su estancia en el programa.No puedo evitar sentirme afectado por su pérdida, aún sin haberla conocido en persona.
Silvina Luna, una figura carismática y querida tanto por el público como por sus colegas, saltó a la fama en 2001 gracias a su participación en el reality Gran Hermano. Aunque comenzó como modelo, supo construir una exitosa carrera en la actuación y la presentación. Siempre mantuvo un orgulloso vínculo con su pasado en Gran Hermano, reconociendo que fue un punto de partida fundamental en su trayectoria. Como ella misma expresó en 2015: "Todo lo que construí fue gracias a Gran Hermano. Fue un primer impulso. No puedo renegar de lo que fui; es parte de lo que soy ahora".
Tras su paso por la casa de Gran Hermano, Silvina, cariñosamente llamada Chivi por sus amigos cercanos, emprendió una exitosa carrera como modelo, actriz y presentadora. Se esforzó por perfeccionarse en su oficio, participando en talleres de actuación, formación vocal y otras áreas relacionadas con el mundo del espectáculo. Incluso estudió teatro con el destacado maestro argentino Julio Chávez. Silvina tenía claro que no quería ser solamente un rostro bonito.
En los últimos años, impulsada por su enfermedad, Silvina comenzó una búsqueda espiritual y se instaló en Bocas del Toro, Panamá, donde emprendió un proyecto personal. Además, se graduó como Coach Ontológico y compartía contenido de desarrollo personal en su página de Instagram, "simpleyconsciente". En 2022 publicó "Simple y consciente: un viaje sanador físico, mental y espiritual", un libro en el que habló sobre distintos momentos de su vida y como la enfermedad la llevó al Desarrollo Personal.
Lamentablemente, Silvina Luna falleció debido a las secuelas irreversibles de una cirugía estética realizada hace más de una década, donde fue a aumentarse los glúteos, en la cual le inyectaron metacrilato (un vidrio acrílico que se usa para reemplazar al plástico) , causándole graves problemas de salud, como hipercalcemia e insuficiencia renal. Durante los últimos meses, tuvo que someterse a diálisis regularmente y estaba en lista de espera para un trasplante de riñón. Trágicamente, su estado se deterioró hasta ser irreversible, y nos dejó el último día de agosto.
El Precio de la Belleza y la Presión Social
El precio de la belleza es un tema que me afecta profundamente en este contexto. Silvina murió debido a las secuelas irreversibles de una cirugía estética-una cirugía que no necesitaba, según sus propias palabras-, y no la juzgo por ello. yo soy el primero en decir que si tuviera dinero, me internaría en una clínica de estética para que me hagan una lipo y me dejen el abdomen plano como una tabla y el pecho duro como un peto medieval. Pasé gran parte de mi juventud obsesionado con mi apariencia,
probando innumerables dietas y, en ocasiones, coqueteando con la bulimia. Esta presión por la belleza y la juventud no solo afecta a las mujeres,( Sorry, Irene Montero), también influye en los hombres. Basta con
observar las redes sociales, donde muchos hombres jóvenes y , sobre todo, no tan
jóvenes, muestran sus cuerpos esculturales producto del gimnasio y otros artilugios, como si esa fuera la única medida de su valía. Cuanto más
definidos estén y menos ropa lleven, más "me gusta" obtienen. El
ambiente gay, en particular, es conocido por su crueldad y presión en
torno a la imagen. A menudo, se romantiza de más, y no
debemos ignorar las realidades complicadas que existen. Es necesario
dejar de idealizarlo en exceso. Es cierto que en cualquier grupo humano
hay individuos que pueden mostrar comportamientos negativos, pero en
ciertos círculos dentro de la comunidad LGBTQ+, la crueldad y la presión
relacionada con la imagen pueden alcanzar niveles preocupantes.
Lamentablemente, existen personas que actúan de manera perjudicial y
tóxica. Lo paradójico es que esos mismos gays que desprecian a quienes no tienen sus cuerpos fit, han sido, en su mayoría, niños a los que les han hecho bullying o los han maltratado por ser «maricones» (término que se usa mucho en España, inclusive por la misma comunidad, y a que a mis oídos argentos suena muy despectivo)
Sería bueno recordar las palabras de Joaquín Sabina: "Serás todo lo guapa que
quieras, pero dime si el mundo fuera ciego, ¿a cuánta gente
impresionarías?"
Nadie tiene el derecho de juzgar el cuerpo de otra persona ni de hacerle
bullying por su apariencia. Yo mismo admito haber tenido prejuicios en
mi juventud, cuando tenía un «tipín», hacia las personas con sobrepeso o que consideraba menos
atractivas. Sin embargo, nunca acosé a nadie-frontalmente, digo- por su aspecto físico. La
verdadera lucha está en cambiar nuestra mentalidad y no perpetuar la
crueldad basada en la apariencia. Como dicen, "Dios castiga la maldad
juvenil", y a veces nos encontramos en situaciones que nos hacen
reflexionar sobre nuestras acciones pasadas.
(Nota: y mirad como el Karma me lo ha devuelto, ahora me convertí en lo mismo que rechazaba cuando era joven: un hombre con abundantes carnes ;) )