Fue LA estrella juvenil de los años 90. Saltá a la fama por su pelicula "Clueless" ("Ni Idea" en Latinoamérica y "Fuera de Onda" en España) ) donde personificaba-al igual que Reese Witherspoon en "Legally Blonde"- a una 3 Sexual, posiblemente su tipo en la vida real. Aunque ya saben que a veces con las celebrities, prefiero no mojarme mucho, sobre todo porque sólo vemos su imagen pública y desconocemos su vida privada. Y como buen Tres que soy sé EFECTIVAMENTE que las APARIENCIAS ENGAÑAN, sobre todo en Hollywood.
Entre 1993 y 1996,
gracias a Clueless y a sus vídeos para Aerosmith, Alicia se convirtió en
la ‘novia de América’. Pero luego, su carrera se desvaneció bajo la sombra
de un insulto que la recién inaugurada red-nacida en 1990 como www- solo dedicaba a las mujeres:
gorda.
Sea como sea, la historia de Alicia Silverstone (44) tiene mucho aroma a 3 Sexual. Y esto está bien argumentado en el artículo del periodico "El País" que me he leído hoy desayunando en el bar de la esquina de mi casa, como todos los Domingos.
El artículo se llama "Una Lección Precoz de la dureza de Hollywood": el regreso de Alicia Silverstone, la primera victima de Internet" :
" Alicia Silverstone fue noticia la semana pasada por dos motivos: por
compartir en sus redes sociales Polaroids inéditas del rodaje de Fuera de onda, el clásico adolescente que la hizo famosa en 1995, y por felicitar a Harry Styles cuando el cantante subió a recoger su Grammy con una americana cuyo estampado homenajeaba el más emblemático de los 64 looks que Silverstone lucía en aquella película (sí, igualó el récord de Liz Taylor en Cleopatra).
Ahora la actriz estrena La hermana del novio, que también encaja en el patrón profesional de las exnovias de América (Kate Hudson, Katherine Heigl,
Hillary Duff): una comedia romántica sobre una chica pizpireta que
entra en crisis cuando cumple 40 años y se da cuenta de que no puede
seguir comportándose como una chica pizpireta. Casi todas las películas
de este subgénero se estrenan directamente en formato doméstico (a
España la trae Movistar+) y casi todas se las ofrecieron primero a
Jennifer Aniston. Pero hubo un tiempo, no tan lejano, en el que Alicia
Silverstone era la actriz número uno en Hollywood.
Cuando tenía ocho años, su padre la fotografió en bikini a cuatro patas sobre una alfombra de piel de oveja. “Muy sensual para una niña pequeña, con
su preciosa boca abierta”, presumía el padre. La niña odiaba trabajar
como modelo, pero con su sueldo se pagó unas clases de interpretación
que le consiguieron el sexythriller Veneno en la piel. Para poder trabajar largas jornadas de rodaje e interpretar a aquella femme fatale psicótica de 14 años tuvo que emanciparse de sus padres.
Los tres videoclips que Silverstone hizo con Aerosmith
consiguieron que la banda volviese a molar entre los jóvenes y a ella la
convirtieron en la chica de los sueños de la Generación X. Así que
cuando Fuera de onda arrasó, la prensa se obsesionó con el relato
de “la primera estrella de cine surgida de la MTV”. “Pocas veces una
carrera ha despegado tan rápido y tan inexplicablemente”, analizaba
Bruce Britt en el San Francisco Gate.
El vídeo de ‘Crazy que convirtió a Silverstone en un mito
erótico. Su compañera, la entonces desconocida Liv Tyler, es la hija
del líder de Aerosmith, Steven Tyler.
Sony le dio
nueve millones de euros por protagonizar y producir dos películas. Con
18 años se convirtió en la productora más joven de la historia de
Hollywood. Según aquel acuerdo, la actriz tenía poder para elegir al
elenco, modificar el guion y, en caso de conflicto con el director (que
ella elegiría), se impondría su criterio.
Amy Heckerling, directora de Fuera de onda,
explicaba que decidió contratar a Alicia cuando la vio sorbiendo un
batido de la pajita: “Proyecta una enorme sexualidad, pero no es
consciente de ello. Así que no resulta amenazadora. A los chicos les
gusta, a las chicas también”.
Aunque Sony aclaró que
“alguien en el equipo de Silverstone” había filtrado el acuerdo a la
prensa e inflado el salario, varios ejecutivos condenaron este contrato
porque demostraba que la industria estaba fuera de control: Silverstone
no había logrado más que un éxito y su mayor impacto era colocarse en
todas las portadas, de Rolling Stone a Entertainment Weekly (titular: “Se ha fabricado una estrella”).
“Alicia Silverstone es una gatita de 18 años con la que
muchos hombres quieren acostarse”, arrancaba Rich Cohen en el reportaje
de portada en Rolling Stone.
“Sus labios brillan como dos gajos de mandarina. Te recuerda a la
animadora de tu instituto, esa con la que nunca te atreviste a hablar”,
describía Jeff Gordinier en Entertainment Weekly.
En marzo de 1996, Silverstone acudió a los Oscar para entregar un premio
en calidad de “la joven prometedora” oficial de Hollywood. Muchos
espectadores no sabían ni quién era, otros muchos celebraban que por fin
los Oscar se modernizasen. Nada más salir se tropezó y a continuación
leyó su guión con rictus tenso. Al día siguiente, el New York Daily News
comentó: “Quizá parezca injusto someter a una joven a semejante
escrutinio físico, pero cuando [Mark Canton, presidente de Sony] le
montó su propia productora, First Kiss, estaba apostando por su
habilidad de mantener a los adolescentes babeando por ella. Claramente
ha engordado 12 kilos. Fue una tortura ver a la nerviosa adolescente
embutida en metros de tela que claramente llevaba para disimular su
amplia figura. Se dice que el director de Batman y Robin le ha
pedido que baje de 59 kilos a 47 para entrar en el traje de Batgirl.
Silverstone está recibiendo una lección precoz en la crudeza de
Hollywood”.
Aquel mismo verano la actriz empezaba el rodaje de Batman & Robin
y los foros de fans del cómic empezaron a referirse a ella como Fatgirl
(chica gorda). Se rumoreaba que el equipo de vestuario había tenido que
hacerle un traje nuevo, que el estudio eliminaría varias de sus escenas
y que habían retrasado el calendario para que le diese tiempo a perder
esos 10 kilos. Tanto su representante como el director, Joel Schumacher,
declararon a la prensa que Silverstone estaba haciendo lo que podía
para volver a ponerse en forma. “Ya ha perdido cinco kilos y va camino
de perder otros cinco”, aseguraba una fuente anónima del rodaje.
Los
tabloides especulaban con que la actriz había caído en una espiral en
la que solo se alimentaba de M&Ms y Nutella. (Ella misma confesaría
años después que se trataba de entrecots, donuts y, si le salía una
úlcera, yogur helado.) “Alicia, en todo caso, está demasiado delgada.
Joel Schumacher también le ha pedido a George Clooney que se deshaga de
la grasa de su abdomen, pero solo hablan de Alicia”, protestaba su
padre, Monty Silverstone, en Vanity Fair.
Incluso un medio formal de Hollywood como Entertainment Weekly publicó que “más que una baby, parecía Babe el cerdito valiente”. En un aeropuerto varios paparazzi
persiguieron a la actriz, de 19 años, sacándole fotos mientras le
cantaban la canción de Batman, la serie de los sesenta, pero con
“Fatgirl”. Hace un par de años, Silverstone contó que acabó escondida en un baño mientras los fotógrafos le gritaban “puta” al otro lado de la puerta.
En los primeros pases de Batman y Robin algunos espectadores exclamaban “gorda” y “tiene bigote” cuando aparecía la actriz. Los fans online ignoraron a Alicia Silverstone y el resto del público también. Exceso de equipaje,
su primer proyecto como productora, fue ignorado en la taquilla y en la
prensa, excepto por un par de chistes de sobrepeso a costa de su
título. Sony rescindió el contrato y el segundo proyecto acordado nunca
tuvo lugar. El periodista Josep Parera se mudó a Los Ángeles aquel 1997
para trabajar como corresponsal de la revista de cine Imágenes y
recuerda aquellos años como los últimos coletazos de un sistema de
fabricación de estrellas en el que los estudios, los publicistas y los
medios de comunicación tradicionales tenían un poder absoluto. “Las
revistas de cine tenían tiradas de cientos de miles de ejemplares. Lo
que hicieron con ella fue horroroso. Cabría esperar que algún medio la
defendiese, que algún compañero de reparto dijese algo. Pero no ocurrió.
Se limitaban a hacerse eco de los insultos. Un periodista llegó a
preguntarle por su talla de sostén durante una entrevista”, recuerda.
Parera considera que Silverstone, no tenía gente a su alrededor que
cuidase de ella. Y el sistema acabó destruyendo su confianza en sí misma
hasta llevarle a abandonar parcialmente la profesión.
Además de ser la primera gran víctima de la misoginia en la
Red antes de que nadie comprendiese el peligro de internet, Silverstone
se vio atrapada en la obsesión de los medios a finales de los noventa
con el peso de las celebridades. De un modo psicótico, una misma revista
ridiculizaba las curvas de Kate Winslet en una página y desaprobaba la
delgadez de Calista Flockhart en la siguiente. Y esa psicosis mediática
concluía que las estrellas de cine debían parecer chicas normales, pero
bajo ningún concepto serlo.
En aquel momento, las modelos de tallas grandes desfilaban con la misma talla que Marilyn Monroe (44) y la actriz Teri Hatcher
presumía de que seguía cabiendo en sus vaqueros del instituto talla 34.
En 1996 se estipulaba que al 80% de las mujeres de 18 años no les
gustaba su cuerpo y, desde 1970, los casos de desórdenes alimenticios se
habían duplicado.
En España, este escrutinio de los cuerpos femeninos lo importaron revistas como In Touch o Cuore.
La actual directora de esta última, Araceli Ocaña, admite que hasta
hace unos años ni los redactores ni los lectores se planteaban que
reírse de los defectos físicos de las celebridades estuviese mal porque,
al fin y al cabo, iba en el pack de la fama. “Tanto blogs como Perez Hilton o revistas como Cuore partían
de la base de que nos habían estado engañando, que nos mostraban
imágenes perfectas a las que deberíamos aspirar. Y este tipo de medios
te enseñaban lo que nadie te había enseñado hasta ahora, te contaban las
cosas sin eufemismos, te mostraban la parte de la fama que no ves: que
las famosas tienen celulitis, que se equivocan. Pero luego se llegó al
extremo”, lamenta Ocaña.
Hace un año Cuore se desmarcó de su línea editorial (los emblemáticos “aargs” y “ups”)
para apostar por la positividad. Ocaña aclara que ya desde 2016 la web
evitaba ridiculizar el físico de las famosas. “Nos fuimos dando cuenta
de que no puedes levantarle el ánimo a la gente hundiendo a otras
personas. Todo cambió con Instagram. Las celebrities mostraban las
imágenes de su día a día y poco a poco pasaron de ser percibidas como
mujeres inalcanzables a personas normales. Su imagen se humanizó. Y
entonces el público fue comprendiendo que cuando una revista se mete con
ellas se está metiendo con un ser humano. De repente sentías que reírse
de Jennifer Lopez porque tenga celulitis o porque lleve un vestido feo
le puede hacer sentir mal. Las celebridades nos abrieron las puertas de
su casa y podíamos ver cómo les afectaban las cosas”, recuerda.
“Me dolían aquellos chistes, pero a la vez sabía que estaban equivocados. No estaba confusa”, recordaría Silverstone el año pasado en The Guardian.
“Yo sabía que no estaba bien reírse del cuerpo de la gente, pero no
respondí como una guerrera diciendo ‘que os jodan’, sino que seguí
caminando. Dejé de amar la interpretación durante mucho tiempo, hasta
que mi nuevo manager me aclaró que no tenía por qué hacer nada que no quisiera”.
En 2000, Silverstone reapareció en la portada de FHM para promocionar una adaptación de Shakespeare (Trabajos de amor perdidos). El periodista describía
que tenía un aspecto “esbelto y libre de grasas”, gracias a los
servicios de la dietista de las estrellas, entre cuyos clientes estaban
Salma Hayek, Matt Damon o Neve Campbell. A continuación le preguntaba si
alguno de sus novios le había pedido que se vistiese de colegiala para
satisfacer una fantasía erótica. (La respuesta era “No, ninguno”). En
2001 Reese Witherspoon ascendió al Olimpo de Hollywood con Una rubia muy legal, una especie de secuela espiritual de Fuera de onda, y Alicia Silverstone, a ojos del público, quedó relegada sin remedio a la categoría de vieja gloria. Tenía 24 años
(articulo escrito por Juan Sanguino para "El País"
Cómo podemos ver, la pobre Alicia fue un "producto para la venta" que a la menor vuelta de cambio, fue descartada como un Kleenex. La espiral de auto-destrucción y descontrol -gentileza de su flecha 9-no es ajena a los 3 Sexuales: Britney Spears (comida-drogas-alcohol) , Leo Di Caprio (comida), Pamela Anderson (comida) y hasta la diosa de diosas Marilyn (drogas y alcohol) pasaron por eso. Y esto se puede ver muy bien en el personaje de la serie de las hermanas Wachowski (sí, las mismas de la saga "Matrix") Sense8, Lito Rodriguez (Miguel Angel Silvestre) en donde el personaje siente que su vida es una fracaso (y una total y estúpida mentira, como canta Valeria Lynch) , entrado en una espiral de auto-destrucción donde se puede ver de manera MUY CLARA la ida del Eneatipo Tres a su flecha Nueve, su punto de Resolución (en una ida postiva) o de Estrés (en una ida negativa) según sea el caso.
Alicia vivió en carne propia el monstruo tan temido de los 3 Sexuales ( y creanme que, luchando contra el sobrepeso, sé bien de qué hablo) : la maldición de dejar de gustar.
Si quieres ahondar más sobre el subtipo 3 Sexual , te recomiendo que leas mi libro "Bajas Pasiones: Los 27 Subtipos del Eneagrama a través de la Cultura Pop" disponible en Amazon.
Hasta el próximo post.
Gontxu
IG: @pobreniniopijo